Los estanques suelen estar excavados en la tierra, aunque también podemos prepararlo a cierta altura (si aprovechamos por ejemplo una fuente decorativa prefabricada con una gran capacidad de agua en el habitáculo de los peces). Conectada a conducciones de desagüe efectuaremos las labores de vaciado periódicamente. El agua del circuito debe estar siempre en movimiento: una bomba la obliga a circular a través de unos materiales filtrantes que se encargan de eliminar los desechos. La salida del agua limpia la podemos efectuar a través de decorativos surtidores. Si nos molestamos en iluminarlo con luces de colores y preparamos distintas “coreografías” para la salida de los distintos chorros y cascadas, el estanque quedará completo y atractivo.
Si pensamos en poner el estanque a ras de suelo, la profundidad del hoyo a cavar dependerá del recipiente prefabricado que empleemos o, de las dimensiones deseadas si vamos a prepararlo manualmente con lonas de caucho, poliéster o incluso hormigón.
Detalles a tener en cuenta en la instalación
- Profundidad: mayor si hay riesgo de heladas en invierno para que los peces puedan huir hacia la mayor temperatura del fondo, en áreas poco frías, basta con 50 centímetros de profundidad
- Inclinación ligera del terreno, para evitar desbordamientos innecesarios por las lluvias, etc.
- Protección de los animales y plantas respecto a depredadores.
- Evitar, tanto el exceso de sol directo en verano (que recalentaría en exceso el agua reduciendo el oxígeno y sobre todo fomentaría la aparición de algas indeseables), como la sombra demasiado tupida en invierno (que favorecería el helado de la superficie).
- Colocar un sistema de filtraje para la depuración del agua y desagüe para cuando haya que vaciar parte del contenido.
- Aparte del filtro se pueden emplear bombas de agua que no estén unidas a ningún medio filtrante con la única función de crear una mayor espectacularidad en cuanto a cascadas, chorros de agua, etc...