Cualquier palangana, cazuela de cocina o cubo de playa se puede convertir en una pecera si introducimos en ella uno o varios peces de agua fría. En cuanto discurran unos días, y veamos que los pequeños animales resisten y no se han muerto, nos plantearemos ir a la tienda y comprar una bonita bola de cristal: elegantes aunque delicadas (no resisten los golpes) las hay con distintas capacidades y algunas tienen formas algo más originales que la esfera típica, bordes más o menos labrados, e incluso montículos incorporados.
Como ya hemos apuntado, hoy en día también las fabrican de plástico con forma redonda, de copa, o rectangulares, de esa manera, no comportan riesgos si las atienden los niños al ser casi irrompibles.