Uno de los problemas más frecuentes en nuestros animales de compañía, de cualquier edad, son los parásitos o enfermedades parasitarias. Suponen un riesgo grave para la salud si no se tratan adecuadamente.

Existen diferentes tipos y modos en los que afectan al perro, pero, como ya hemos visto, son causa de vómitos y diarreas cuando invaden el sistema digestivo.

Los parásitos pueden ser:

- Internos o endoparásitos

- Externos o ectoparásitos

Todos tienen un efecto sobre el animal, dependiendo del tipo de parásito y de su modo de actuar.

1. Nematodos o ascaris:

Son de sección cilíndrica (a modo de spaghetti), largos y finos. Suelen encontrarse en animales jóvenes. Su longitud es variable dependiendo de la especie. Entre ellos encontramos: Toxocara canis, Toxoxcara leonina, el Ancylostoma spp y Uncinaria spp.

Contribuyen a:

- que aparezca diarrea

- lento crecimiento en cachorros

- mal aspecto del pelo

- abdomen hinchado en cachorros

2. Cestodos o tenias:

Son de sección plana, el más frecuente es el Dipylidium caninum. Las pulgas y los piojos lo pueden transmitir al perro (y también al gato). Dentro de este grupo se encuentra la Taenia spp y Echinococcus granulosus.

Estos parásitos no presentan graves problemas en el perro, tan sólo una irritación anal que se debe a la eliminación de segmentos de su cuerpo por esta vía.

Cabe destacar que el Echinococcus granulosus es la tenia que forma en el hombre el “quiste hidatídico”, que en el perro no se desarrolla como gusano. Se produce por la ingestión accidental de huevos que eliminan los animales parasitados mediante las heces. El contagio más frecuente a las personas sucede por consumo de verduras de huerta crudas mal lavadas. Para evitar que el perro se convierta también en vía de transmisión hay que suministrarle fármacos varias veces al año y no permitirle el acceso a vísceras crudas, que es su principal forma de contagio.

En general: El diagnóstico y tratamiento de las verminosis (las enfermedades provocadas por las lombrices) es sencillo, pero debe ser fijado por el veterinario, que nos advertirá cuándo, cómo y con qué se debe hacer.

Comprenden desde las pulgas y garrapatas hasta ácaros y piojos.

- Las pulgas (Ctenocephalides canis) son esos pequeños insectos de color pardo o marrón oscuro que corren por la piel del perro a gran velocidad y que pueden saltar. Poseen un tamaño entre 2-4 milímetros y tres pares de patas, se alimentan de la sangre del perro y se reproducen a gran velocidad. Pasan por varias fases: huevo, larvas y pupas que se suelen encontrar en los alrededores de la zona donde está la mascota o en el suelo. Son muy prolíficas, por lo que la lucha contra ellas resulta un tanto problemática, ya que no sólo se trata de matar a los adultos sino también a las formas inmaduras.

Los problemas que las pulgas causan en el animal infectado son:

- Dermatitis alérgicas a las pulgas acompañadas de prurito y molestias graves a la vez que de autolesiones en muchos casos. Suelen tener infecciones secundarias acompañando a estas lesiones.

- Transmisión de parásitos como el Dipylidium.

- Irritaciones locales, con los consecuentes cambios de comportamiento (duermen mal, están nerviosos, se rascan, etc...)

Existen en el mercado productos muy aconsejados para el tratamiento tanto del animal como del ambiente. Hay que tener cuidado con usar el mismo para todos los de la casa, no todos los productos son igualmente efectivos e inocuos para perros que para gatos, roedores o plantas.

Se usan desde hace tiempo tratamientos en comprimidos, que esterilizan a la pulga adulta, lo cual nos facilita y evita infestaciones masivas, pero no mata a las adultas, por lo que habrá que completar su función con otro producto.

- Las garrapatas son esos parásitos que encontramos enganchados a la piel del perro con cuerpo redondeado y cuatro pares de patas si son adultas. A diferencia que las pulgas, son de mayor tamaño y no se suelen mover de su localización, ya que clavan su aparato chupador en la piel del perro y se alimentan “in situ”. Existen de dos tipos: las garrapatas de cuerpo duro y las de cuerpo blando.

Cómo eliminar una garrapata:

Con una gasa impregnada en aceite, alcohol o un producto específico, adormecemos al parásito y lubrificamos la zona para que se desprenda más fácilmente. A continuación se coge con unas pinzas, lo más cerca de la piel del perro y tiramos suave pero firmemente hasta que salga entera. Si intentamos arrancarla de forma demasiado brusca, podría romperse y dejar clavado su aparato bucal-chupador, dando lugar a un nódulo inflamatorio que puede llegar a infectarse.

Enfermedades transmitidas por las garrapatas:

1. Ehrlichiosis: Causada por la Ehrlichia spp, una bacteria que transmiten las garrapatas del tipo Rhipicephalus sanguineus. La enfermedad tiene una fase aguda, que comienza entre una y tres semanas después de la infección, y dura de dos a cuatro semanas; puede derivar a la fase subclínica que llega a durar hasta cinco años y terminar en una fase crónica donde persisten signos como la palidez de mucosas, alteraciones sanguíneas, alteraciones hepáticas, renales o poliartritis.

Los signos más llamativos son fiebre, anorexia y pérdida de peso, aumento del tamaño de ganglios, etc. A veces no existen signos claros, pero una analítica tras la infestación por dichos parásitos sería siempre lo indicado.Es necesario establecer un tratamiento específico.

El pronóstico de esta enfermedad es bueno en animales con Ehrlichiosis aguda y reservado en los casos de Ehrlichiosis Crónica.

2. Babesiosis: Causada por la Babesia spp, que es un protozoo que ocupa los glóbulos rojos. Las garrapatas de los géneros Rhipicephalus sanguineous, Dermacentor spp, Haemaphysalis leachi e Hyalomma plumbeum son capaces de transmitirlo. Pueden darse infecciones subclínicas, agudas, crónicas y atípicas. El período de incubación varía de 10 días a tres semanas. Las infecciones agudas producen anemia, fiebre, depresión, anorexia y debilidad; las infecciones crónicas presentan pérdida de peso y anorexia. En las infecciones atípicas se han visto perros con ascitis (líquido en cavidad abdominal), signos gastrointestinales, edemas, problemas neurológicos y cardiopulmonares.

El diagnóstico se basa en los signos del animal y analíticas específicas de laboratorio (serologías e identificación del organismo). El tratamiento es complicado.

3. Hepatozoonosis: Está causada por un protozoo llamado Hepatozoon canis. Afecta sobre todo a animales jóvenes y empeora si éstos tienen algún déficit inmunitario.

Lo transmite la garrapata Rhipicephalus sanguineous y produce procesos subclínicos. La infección se causa porque el perro ingiere una garrapata infectada con el protozoo. Los síntomas son fiebre, pérdida de peso y palidez de mucosas, e incluso, depresión. Se identifica al encontrar el agente y se diagnostica mediante las analíticas. Existe tratamiento pero son frecuentes las recaídas.

4. Enfermedad de Lyme: Causada por la Borrelia burgdorferi, que la transmite la garrapata del género Ixodes. Es importante, ya que constituye una zoonosis o enfermedad transmisible al hombre. Se da fundamentalmente en personas que están en contacto con animales durante mucho tiempo. Ésta, al igual que alguna de las anteriores, puede pasar mucho tiempo desapercibida, puesto que puede no dar síntomas durante largos periodos de tiempo. Cursa con fiebre, dolores articulares, problemas cardíacos severos, aumento del tamaño de los ganglios y problemas renales.

Evitar las garrapatas en el hombre:

Este parásito no es transmitido por nuestra mascota sino que puede saltar hacia nosotros de forma activa cuando paseamos por el campo. Debido al riesgo de que nos inoculen ciertas enfermedades graves, la prevención es importante:

Para los excursionistas, montañeros o cazadores, se recomienda llevar las piernas bien tapadas en sus salidas al campo, introduciendo el extremo de los pantalones en medias altas, de manera que los parásitos no accedan a nuestra piel. Igualmente, se recomienda echar un poco de spray (del perro) en botas y pantalones.