Lo primero es comprobar su estado de salud:
- El aspecto del pelo debe ser brillante, homogéneo y no presentar costras ni zonas peladas.
- Los oídos deben verse limpios, sin cerumen oscuro o costras como carboncillo (podría tratarse de ácaros).
- Los ojos también han de estar limpios, sin legañas verdosas, ni irritaciones en la parte superior, brillantes y de igual tamaño.
- El ano. Es importante que esté limpio, ya que indicios de suciedad o heces nos harían sospechar de la existencia de una diarrea.
En cuanto al carácter, un gato sano se mostrará activo y juguetón con nosotros en cuanto le incitemos a ello. No debe resultar agresivo en exceso, ya que ello indica que está muy asustado porque es muy tímido o que habrá que modular ese carácter con mucha paciencia si esto persiste.
Un detalle a tener en cuenta es que los gatos blancos con ojos azules pueden ser sordos de nacimiento. Por ello, habrá que averiguarlo si no queremos sorpresas.