Ante esta dolorosa y delicada situación debemos estar informados con antelación para que sepamos cómo reaccionar. Tenemos varias soluciones, aunque va a depender de la localidad donde residamos, ya que en cada una rigen unas normativas propias.
A. Podemos enviar el cuerpo del animal para que sea incinerado, bien por medio de nuestro veterinario habitual o el que más cerca tengamos de casa , él se encargará de todo y nos informará de las tarifas.
B. Podemos enterrarlo en nuestra parcela de campo o casa fuera de la ciudad (pero está especialmente contraindicado en caso de sufrir enfermedades infecto-contagiosas).
C. En muchas ciudades hay un servicio específico de retirada de cadáveres de animales y los entierran en vertederos exclusivos para ello.
Está totalmente prohibido enterrarlo en suelo ajeno o dejarlo abandonado en los alrededores del vertedero municipal, así como echarlo al contenedor de la calle.