El grupo de los reptiles se caracteriza por su variedad. Son animales muy heterogéneos y su gama se extiende desde las tortugas hasta las serpientes, pasando por iguanas, camaleones, etc. Provocan las más diversas reacciones entre la gente; muchas personas los aborrecen y jamás convivirían con uno de estos animales en su propia casa. Por el contrario, otras sienten una gran atracción por esos animales. Es cierto que carecen de aquellas características más apreciadas en una mascota perfecta: suavidad, piel aterciopelada y calor. Es decir, hay quienes no pueden evitar mostrar sus prejuicios ante estas frías, húmedas e incluso peligrosas criaturas, según el tipo específico (hay serpientes o lagartos venenosos aunque no se ponen a la venta), mientras que otros quedan fascinados por sus hábitos de vida al conocerlas un poco mejor.
Los reptiles históricamente poblaron la tierra mucho antes de la llegada del hombre. En la actualidad se asemejan mucho a los extintos dinosaurios (aunque estuvieran más emparentados con las actuales aves). Desde tiempos inmemoriales han tenido problemas en la relación con el ser humano: leyendas o fábulas antiquísimas nos muestran sus facetas dañinas, e incluso la Biblia cuenta cómo la felicidad del Edén se vino abajo por culpa de una serpiente. Es sabido por todos que se debe temer la boca de un caimán grande, pero el pavor que provocan todas las serpientes es infundado y originado por la falta de conocimientos necesarios para diferenciar unas de otras de una manera correcta (sólo el 10% son venenosas).