Los restos de alimentos diarios se depositan en el diente y hacen que se forme una capa de sarro (que habrá que retirar) y, como consecuencia de ello, la infección de la encía (gingivitis) y la posterior enfermedad de toda la boca (parodontitis). Si la encía inflamada se retrae de la raíz del diente y éste tan sólo se sujeta con el sarro, ocurrirá que, cuando menos lo esperemos, nuestro perro se quedará sin piezas y entonces poco se podrá hacer. Para prevenirlo, conviene habituarse a limpiarle los dientes con un cepillo suave y pasta de dientes para perros, como mínimo, una vez a la semana.
Existen en el mercado cepillos especiales para perros, al igual que la pasta (que no necesita aclarar y enjuagarse la boca). Estos cepillos o “dediles” son cómodos y fáciles de usar, pero tan sólo la constancia demostrará su eficacia.
También pueden adquirirse en tiendas especializadas productos específicos que, en forma de spray y aplicado previamente a la masticación de alimento seco, evitan la formación de sarro.
Además:
- Conviene revisar que realicen con normalidad los cambios de dientes (de los primeros de cachorro, caducos, a los permanentes) y que el cierre de maxilar y mandíbula sea el correcto. Los animales con defectos como el prognatismo superior (sobresalen los dientes superiores sobre los inferiores) o prognatismo inferior (lo contrario) pueden alimentarse sin problemas, pero serán defectos graves en los animales que quieran concursar en exposiciones.
- Las revisiones bucales nos ahorrarán problemas posteriores.
- Existen correctores para los dientes que, a causa de una mala inclinación, provocan una mala oclusión o cierre de la boca. Si no son colocados en un momento determinado, después será muy difícil solucionar el problema.
- No debe permitirse que juegue con piedras que desgasten en exceso el diente y lo dañen. Es mejor acostumbrarle a las pelotas, cuerdas o palos.
- Cuando un diente quede dañado por un accidente o caída, hay que repararlo cuanto antes o se perderá.
El dolor que manifiestan los perros por problemas bucodentales puede llevarlos a un estado de letargia y decaimiento, dejan de comer y muchas veces es difícil descubrir la causa. Esto sucede sobre todo en animales adultos cuyos dientes se partieron por jugar con piedras o nunca se lavaron. No debe preocuparnos cuando no soportamos su mal aliento.