La duración de la gestación en la perra es difícil de precisar con exactitud porque hay varios puntos a tener en cuenta: variación al momento de la ovulación, fechas de apareamiento y la duración inconstante del estro (celo).
La gestación en la perra tiene una duración media de 63 días tras el apareamiento. El número de cachorros por camada hará que la gestación dure más o menos. Así, en camadas numerosas se acorta a 55 ó 57 días y en las que tan sólo hay un cachorro será de 60 días.
A diferencia de la mujer, en la perra no existe un análisis en sangre u orina que detecte rápidamente la gestación. Esto es debido a que no hay diferencias en las hormonas significativas para que pueda ser confirmado.
Se están haciendo valoraciones con otra hormona, la relaxina, en la mitad de la gestación, pero no antes. Así pues, el método que antes lo detecta es la ecografía. Se debe tener cuidado con los medicamentos. De hecho, en las perras gestantes pueden causar un aborto en los casos más extremos.
La dieta en la perra gestante debe ser la misma que recibía (de mantenimiento) durante las cuatro primeras semanas después del apareamiento. No es bueno que la perra aumente mucho de peso en la primera mitad de gestación.
En el periodo que transcurre entre la quinta semana hasta el parto y la posterior lactación, la dieta ha de variar a una más rica en proteínas, minerales (calcio) y energía. El animal necesita un aporte mayor para formar los nuevos esqueletos de los cachorros. Se emplean piensos de cachorros o especiales para hembras gestantes. Si fuera imposible el cambio de su alimentación, habría que retirar todo aquello que le pueda sentar mal o digerir peor en algún momento (vísceras o restos de comida).
Se aconseja aumentar el número de comidas que se ofrecen a una perra en las últimas semanas de gestación, debido a que comerán menos cantidad por la presión del abdomen en el estómago.
Los controles veterinarios: Durante el primer tercio del embarazo, la hembra no sufre cambios muy significativos. Aunque algunas comen más, otras tienen apetito caprichoso, las encontramos relajadas o mimosas... Se debe acudir al veterinario para asegurarse, si existen síntomas parecidos, de que no hay ninguna patología sino una probable preñez.
La primera revisión ecográfica (y por tanto diagnóstico de gestación) se puede realizar a los 21 días tras la monta, pero realmente se verá mejor imagen sobre los 25-28 días.
Ventajas de la ecografía frente a la radiografía:
- no daña en absoluto la integridad física de los cachorros ni la de la madre.
- podemos comprobar el número de cachorros, al igual que en la radiografía y además la vitalidad de cada uno de ellos.
- se pueden realizar mediciones del tamaño de cada uno para prever un posible parto difícil.
- se diferencian formaciones extrañas o masas que no corresponden a un feto normal.
Desventajas:
- debe realizarla una persona especializada.
- resulta más caro que la radiografía.
La hembra ha de estar en buenas condiciones físicas antes de someterla a una gestación, es decir, no padecer ningún problema de tipo inmunitario o crónico (insuficiencia renal o hepática), estar libre de enfermedades infecciosas, estar desparasitada interna y externamente, y, por supuesto, llevar al día las vacunas que le correspondan. No es recomendable gestaciones en perras con problemas genéticos hereditarios o que dificulten el parto (displasia de cadera).
Cualquier variación de las características anteriores no va a impedir una gestación, pero sí que va a dificultarla o hacer que su fruto pague las consecuencias (cachorros nacidos de madres parasitadas vienen al mundo con parásitos en la mayoría de los casos).
La edad también es un factor a tener en cuenta, ya que no soportará igual la gestación una perra de tres años que una de nueve. Vemos perras en la calle que a sus nueve o diez años han sido madres y sin problemas, pero no es lo aconsejable. La cesárea es una complicación que puede surgir y la cirugía supone un estrés añadido en su organismo, que entrado en años puede suponer un problema grave.
El ejercicio diario debe seguir siendo el mismo en la vida de la perra, siempre y cuando no se someta durante ese periodo a concursos, jornadas de caza, exhibiciones o trabajos muy pesados. Poco a poco irá siendo más reticente a moverse ya que una vez que los cachorros comiencen a crecer, el abdomen se abulta y aumenta, resultando pesado para la perra.