Estamos acostumbrados a ver en anuncios publicitarios y en la televisión famosas parejas de animales, como la irónica formada entre _Silvestre y Piolín_. La convivencia entre ambos se convierte en una _in-convivencia_ y una lucha por salvarse del otro, siempre bajo un punto de vista cómico. En la realidad, las relaciones entre diferentes especies han acompañado al hombre desde siempre y siguen haciéndolo hoy en día.
Cuando ya somos propietarios de una mascota en nuestro hogar y la introducción de otra ha sido un acto voluntario, debemos ver siempre el lado positivo de esta convivencia, aunque no tengamos la seguridad de que surjan entre ambas una estrecha relación, por ejemplo: un pájaro y un hamster, una tortuga y un jerbo.
Cada uno de ellos tiene su forma especial de relacionarse con el resto del hogar. Podemos llegar a pensar que la tortuga no aprecia la existencia del otro animal en la casa, y estar muy equivocados.
Ante todo debemos plantearnos:
- Estudiar primero qué animal nos gustaría tener.
- Qué posibilidades de convivencia existen entre ambos
- Qué ventajas posee dicha asociación.
- Qué incompatibilidades o desventajas pueden surgir (comportamiento, enfermedades, etc.).
- Estado hormonal y edad del animal que ya tenemos.
- Qué espacio requiere el _nuevo amigo_ y qué cuidados le daremos.